Si buscas un sendero fácil y con vistas espectaculares, la Punta del Santo es una apuesta segura. Desde el casco antiguo de Salobreña, este camino te lleva hasta un mirador natural con una panorámica increíble del Mediterráneo. Es un paseo corto y accesible, perfecto para que los niños disfruten descubriendo la flora autóctona y viendo las aves marinas que sobrevuelan la zona.
El final del recorrido te regala una vista privilegiada del Peñón de Salobreña y su castillo árabe en lo alto. Además, hay pequeñas calas en las que los más pequeños pueden jugar y recoger conchas. Si quieres alargar la experiencia, puedes continuar hasta la Playa de la Guardia, una de las más tranquilas de la zona. Lleva calzado cómodo y agua, ya que no hay puntos de abastecimiento cercanos.
Una de las joyas escondidas de la costa de Granada es la Playa de la Rijana. Se trata de una pequeña cala de aguas cristalinas a la que se accede a través de un sendero corto pero con mucho encanto. El camino comienza en un aparcamiento junto a la carretera y baja suavemente hasta la arena. A lo largo del trayecto, puedes ver antiguas torres de vigilancia y disfrutar de la tranquilidad del entorno.
Una vez en la playa, los niños pueden explorar la zona rocosa en busca de pequeños peces y cangrejos. El agua es tan clara que se puede ver el fondo marino sin necesidad de equipo especial. Si buscas una vista aún mejor, puedes subir a una pequeña colina cercana para contemplar la cala desde lo alto. Aunque es una ruta sencilla, en algunos tramos hay pendientes pronunciadas, por lo que conviene caminar con precaución.
Este espacio protegido ofrece algunos de los paisajes más impresionantes de la costa granadina. Los senderos que recorren la zona atraviesan acantilados y terminan en calas escondidas. Una de las rutas más recomendables para familias es la que parte desde la playa de Cantarriján y asciende hasta varios miradores naturales con vistas espectaculares. En días despejados, incluso se puede ver la costa africana en el horizonte.
El trayecto también permite descubrir pequeñas construcciones antiguas utilizadas por los pescadores locales. Además, es una zona excelente para la observación de delfines, sobre todo en las primeras horas del día. La vegetación es densa en algunos tramos, lo que proporciona sombra y hace que la caminata sea más cómoda. Si decides hacer esta ruta en invierno, lleva algo de comida, ya que los chiringuitos cercanos pueden estar cerrados.
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