Qué es la Pirámide de Balls y qué ser, único, la habita

Qué es la Pirámide de Balls y qué ser, único, la habita

 

 

Su punto más alto está a 562 mts., tiene 300 mts. de ancho y mide algo más de 1 km de largo. Hace años el saltador BASE. Es Patrimonio de la Humanidad.

 

 

El vuelo de Jeb Corliss

 

Hace años el saltador BASE Jeb Corliss se dio un “paseo” por encima. Él mismo nos lo cuenta.

 

“Un fan publicó una foto de Balls Pyramid en mi página de Facebook y me preguntó si podía saltarla. Cuando vi la foto no podía creer que el lugar fuera real. Pensé que había sido retocado con Photoshop. Luego comencé a investigar un poco en Google y descubrí que el lugar era muy real y al lado de una isla increíble llamada Lord Howe.” 

 

 

 

 

“Envié la foto a mi buen amigo Luigi Cani y le pregunté si pensaba que sería una buena ubicación para un proyecto. Respondió positivamente y comenzó a armar todo para ir allí y volar con trajes de ala junto a este increíble y hermoso lugar. Puede ser el lugar más hermoso en el que he estado. Realmente me preció un paisaje alienígena, como de otro planeta.”

 

 

 

Aunque apenas tiene vida: unas pocas hierbas y arbustos, y unos pocos insectos palo (¡pero qué insectos palo!)

 

 

Es una historia triste, pero no hubiera dejado de ser una más de entre las múltiples extinciones relacionadas con la actividad humana si no hubiera ocurrido algo extraordinario, en un lugar más extraordinario aún…situado a la vuelta de la esquina de Lord Howe. Casi literalmente. A 20 kilómetros al sureste de dicha isla, con apenas 20 hectáreas de extensión (o en la medida estándar de este blog, unos 28 campos de fútbol), pero alzándose 562 metros sobre el nivel del mar, está la Pirámide de Ball.

 

 

La Pirámide de Balls

 

La Pirámide de Balsl es uno de esos hitos que la naturaleza nos arroja a la cara para decirnos que podremos imitarla, pero nunca superarla. 562 metros de alto por sólo 300 de ancho y poco más de un kilómetro de punta a punta. 

 

 

Descubierta en 1788, al mismo tiempo que la isla principal (como para no verla…) y nombrada así en honor al comandante del barco que la avistó (que se tuvo que conformar con el premio menor, mientras Lord Howe tomaba el nombre del Primer Lord del Almirantazgo del momento… siempre hubo clases), no fue hasta casi un siglo después, en 1882, cuando un pie humano la pisó por primera vez. Y hubo que esperar a 1965, 12 años después de que fuera coronado el Everest, para que un grupo de Alpinistas conquistara por fin su cima.

 

 

La Isla del Tesoro… entomológico

 

Ese no fue, sin embargo, el primer intento de coronar la roca. Un año antes, un grupo de scouts había desembarcado en el peñasco con el propósito de escalarlo, pero debido al mal tiempo tuvieron que desistir sin haber culminado la ascensión. Pero avistaron los restos de algo.

 

Se trataba del cadáver de un insecto largo y negro. Lo fotografiaron. Cuando mostraron la instantánea en Sídney, les dijeron que era un Bicho Palo de Lord Howe, y que hasta donde se sabía llevaba extinguido varias décadas. Ellos respondieron que no podía ser, porque ellos habían realizado la fotografía hacía unos días. Casi cuarenta años después, se volvía a ver un ejemplar de la especie… pero muerto. Tristemente, el descubrimiento quedó pronto semi-olvidado, y hubo que esperar casi otros cuarenta años, hasta el 2001, para que se organizara una expedición que tuviera como objetivo marcado saber si aún existían ejemplares vivos.

 

 

Cuatro hombres, dos científicos y dos asistentes, tomaron tierra en la isla desde un bote. Uno de los científicos comentó: “Hubiera sido mucho más fácil llegar nadando, pero había demasiados tiburones”. Una de esas frases que hacen grande Australia. Escalaron la empinada aguja rocosa, sin encontrar apenas nada de interés. Pero en su descenso avistaron una pequeña plataforma rocosa sobre el acantilado donde crecía un arbusto. Y allí, encontraron algo muy llamativo.

 

 

Eran excrementos de lo que parecía ser un insecto de gran tamaño. Sólo había un problema. No había insecto alguno. Y de haberlo, no saldría de día, puesto que el insecto palo es un animal nocturno…Tenían que volver a subir allí, de noche.

 

Y eso hicieron. Armados con linternas y cámaras, el científico Nick Carlile y el Guardabosques Dean Hiscox volvieron al lugar, de madrugada. Al llegar, vieron deslizarse por el suelo dos grandes y oscuros cuerpos. Y luego más y más… hasta 24, bajo el solitario árbol. Estos si estaban vivos, y eran enormes.

Nacimiento de un bicho palo de Lord Howe. El milagro de la vida.

 

En Palabras de Nick: Se sintieron “retroceder al Jurásico, cuando los insectos dominaban el mundo”. Los siguientes días continuaron investigando en la isla. No había más especímenes, en ninguna otra parte. Sólo ellos, esos 24, eran los últimos supervivientes de su especie.

 

Intentad imaginar lo extraordinario de que bajo un único ejemplar de Melaleuca howeana, a más de cien metros de altura sobre un acantilado casi vertical, en un pequeño rincón de apenas seis por treinta metros, en unos exiguos 180 metros cuadrados, se encuentre toda la población mundial de una especie. Da vértigo pensarlo. Es un misterio saber cómo llegaron allí (los insecto palo no tienen alas y obviamente no vuelan), y es un misterio aún mayor saber cómo lograron sobrevivir tanto tiempo en ese entorno. Una tormenta fuerte, un rayo, un desprendimiento de tierra… y todo se habría acabado, ahora sí, para toda la eternidad.

 

 

Había que hacer algo, y había que hacerlo rápido. Pero ya se sabe que la burocracia no es nunca demasiado veloz, y hasta dos años después el gobierno australiano, tras muchos estudios y reuniones, no decidió permitir que cuatro de los insectos, dos parejas, fueran capturadas para iniciar un programa de recuperación.

 

Al llegar los rescatadores a la Pirámide de Ball de nuevo, se temió lo peor. Había habido un desprendimiento de rocas. Parecía que todo se había acabado. Pero al llegar arriba, el día de San Valentín del 2003, los bichos seguían allí.

 

Se recogieron las dos parejas. Una fue entregada a un criador de Sídney. A las dos semanas, habían muerto. Sólo quedaban Adán y Eva.

 

Así es como fue nombrada la pareja que recibió el zoológico de Melbourne, y colocada bajo la custodia de Patrick Honan. Al principio todo fue bien, pero de repente Eva enfermó. Durante un mes, Patrick se encargó de ella, hasta que, casi milagrosamente, se recuperó.

 

Cinco años después, desde esa única pareja inicial, se habían conseguido criar 700 ejemplares adultos. Ahora existen colonias de cría no sólo en Australia, sino también en Estados Unidos, Reino Unido y Canadá. El zoo de Melbourne afirma tener más de mil insectos adultos y parece que los insectos palo sobrevivirán. Sin embargo, aún no se ha procedido a lo que sería el cierre perfecto del círculo, reintroducir la especie de nuevo en Lord Howe.

 

Pero sucederá, el Insecto Palo ya hizo lo más difícil: regresar de entre los muertos.

 

 

Fuente: Fronteras Blog, @Nao_Casanova