Columpiarse, saltar, hacer parapente o surf o practicar montañismo, no resultan ser lo mismo si lo haces a miles y miles de metros de altura y en compañía.
Hoy hemos querido mostrarte unas imágenes que no te van a dejar indiferente. Son, en algunos casos, espeluznantes pero siempre bellísimas. Lo que sienten todos los hombres y mujeres que llevan a cabo estas prácticas deportivas parece estar, una vez superado el miedo, muy cerca de la felicidad, a juzgar por las carcajadas.
En los ejemplos que vas a ver, además de la cadena de risas, la descarga de adrenalina está asegurada.
Columpiarse a 1.800 metros de altura
Esta “infantil” hazaña sólo es posible con la participación de 4 paracaidistas, 2 globos aerostáticos y una cuerda de 125 metros que lleva sujeto el balancín, el asiento del columpio.
El resultado provoca no pocas carcajadas sobre todo en el que se columpia.
Haciendo parapente a más de 7.000 m de altura
Volar en parapente en Pakistán es más salvaje que en cualquier otro rincón del planeta y más aún si se hace en las impresionantes montañas Karakoram. No en vano son de las cumbres más altas de la Tierra.
“Éramos como niños en el paraíso. No hay ningún otro sitio en el planeta para volar como éste, es simplemente increíble. Estás volando rodeado por gigantes de 7.000 y 8.000 metros como el K2. El lugar es mágico” cuenta uno de sus protagonistas
Montañismo y esquí extremo en Siberia
Cuatro exploradores recorriendo carreteras con hielo derretido, ninguna posibilidad de ser rescatados y temperaturas de 60 grados bajo cero. Fue en Gora Pobeda, una de las regiones más remotas de Siberia.
“Los Cuatro” se empeñaron además en esquiar por sus peligrosas laderas y al mismo tiempo, hacer la película The White Maze (El Laberinto Blanco).
Surf payaso sobre un precipicio a 75 km/h
The Flying Frenchies es un numeroso grupo de acróbatas circenses francés que combina sus conocimientos con los del surf y el humor, aunque sobre enormes acantilados.
The Flying Frenchies no hacen cosas “normales”. Su filosofía de vida y estilo de trabajo es justo lo contrario. Para sus aventuras suelen escoger altas montañas y profundos acantilados. Una vez emplazada una cuerda que viaja desde una ladera a otra, la utilizan para hacer piruetas, surfear a 75 km/h o tirarse al vacío mediante la técnica del salto BASE.
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