Empiezan a llegar los días en los que pasamos más tiempo en la calle y empezamos a guardar los abrigos más gordos en el fondo del armario. La primavera comienza a asomarse y con ella los días se vuelven más largos y las temperaturas son cada vez más cálidas.
Son muchos los que piensan que la primavera es la estación más especial del año. La vida vuelve a abrirse paso tras el frío del invierno y los bosques de nuestro país se visten con sus trajes más coloridos. Por todos estos factores, marzo es un mes idóneo para salir a dar un paseo por el campo, visitar los montes cercanos o hacer una pequeña escapada para disfrutar de la naturaleza.
Los bosques de España guardan el aire puro que no disponemos en las ciudades y los animales que los habitan y los ríos que los recorren crean una sinfonía estupenda con la cual deleitarnos. Una opción inmejorable para olvidar los ruidos de los coches, de los semáforos y del trasiego de la gente.
Lo cierto es que cada bosque tiene su encanto y no hay dos iguales, por lo que cualquier entorno natural rodeado de árboles, arbustos y animales es la opción perfecta para disfrutar lejos de la ciudad. No obstante, algunos presumen de ciertas características que los hacen especiales.
Galicia, en general, y A Coruña, en particular, tienen como tesoro unos bosques espectaculares por los que perderse es adentrarse en un cuento de Disney. Uno de esos lugares fantásticos es el ‘Fragas do Eume’, uno de los bosques atlánticos de ribera mejor conservados de Europa.
Los visitantes podrán disfrutar de un terreno casi virgen, lleno de estrechos senderos con una exuberante vegetación y numerosas zonas húmedas con cascadas y riachuelos. Los diferentes tonos de verde, junto con las ruinas y puentes de piedra, hacen de este lugar algo mágico.
Otro punto a destacar entre los bosques españoles es el de Muniellos. Situado en Asturias, el robledal más extenso de España es un anfiteatro natural dividido por tres valles donde cada instantánea forma parte de un regalo para nuestros sentidos.
Muniellos, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en el año 2000, es objeto de leyendas y mitología astur que lo envuelven en un aura misteriosa
Si buscas el bosque por excelencia tienes que visitar Navarra para explorar la Selva de Irati. Con más de 17.000 hectáreas, es el segundo hayedo más extenso y mejor conservado de toda Europa, solo por detrás de la Selva Negra de Alemania. Además de los bosques, Irati posee una gran riqueza faunística, donde destacan los ciervos, los corzos los glotones y los jabalíes.
También es común el lirón gris, la marta, la nutria, el desmán de los Pirineos y el musgaño patiblanco. Una de las rutas más atractivas de la selva es el sendero de Errekaidorra, que arranca desde el pueblo de Ochagavia.
Pero, no todos los bosques que merece la pena visitar se encuentran en el norte de la península, ni mucho menos. Con una superficie superior a las 53.400 hectáreas, el Parque Natural Sierra de Grazanela se encuentra en las provincias de Cádiz y Málaga. Una de sus características que lo hacen especial, es su vegetación peculiar: el pinsapar, o bosque de altos abetos locales.
Este tipo de flora densa genera un suelo sombrío que favorece el desarrollo de musgos y líquenes que proporcionan una importante reserva de agua. Además del enorme valor biogeográfico que tiene, reúne unas condiciones paisajísticas muy notables por lo escarpado y espectacular del relieve sobre el que se asienta.
Madrid no solo es una ciudad con enormes posibilidades de entretenimiento urbano. No, Madrid es mucho más. Al norte de la provincia, a 90 kilómetros del núcleo urbano, podemos encontrar el Hayedo de Montejo.
El microclima existente en la zona debido a la captación de humedad proveniente de las masas de aire que no chocan contra la sierra, y el hecho de que la ladera de la colina permanezca en umbría, han hecho posible que se conserve el hayedo, más propio de Centroeuropa, existente en Montejo desde épocas postglaciales. Adentrarse en este bosque, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2017, y caminar bajo sus árboles de más de 20 metros de altura y más de 250 años de edad es todo un lujo.
España es mucho más que la península ibérica y en nuestras islas también podemos encontrar bosques espectaculares y alejados de lo común. Uno de los que cabe mencionar es el Parque Nacional de Garajonay, en la isla canaria de La Gomera. Las leyendas románticas y las nieblas que lo suelen envolver otorgan a este enclave un paraíso natural sin igual.
Este bosque alberga la mejor muestra conocida en el Viejo Mundo de laurisilva, un bosque húmedo de variadas especies de hoja perenne que en el Terciario cubría prácticamente toda Europa. El Centro de Visitantes Juego de Bolas, en el caserío de La Palmita, puede ser un buen lugar para comenzar a descubrir esta fascinante selva.
Fuente: Sport
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