Las 10 mejores imágenes de la cascada más espectacular de Colombia (y como recorrerla) | Planeta Aventura

Las 10 mejores imágenes de la cascada más espectacular de Colombia (y como recorrerla)

Las Ventanas de Tisquizoque, un salto al vacío de 86 metros de altura que se impone sobre Florián, un municipio de 5.000 habitantes

Un salto al ‘vacío’, de 86 metros de altura, fue la única escapatoria para el cacique Tisquizoque, quien prefirió morir antes que ser capturado por los colonizadores. Esa leyenda nutre hoy la historia de Florián, un municipio de cinco mil habitantes que tiene potencial para consagrarse como la ‘joya’ del turismo en el sur del departamento.

Los florianenses definen su pueblo como un terruño y, cuando se les pregunta por la ventana y su cascada no vacilan en responder: “el paraíso”, así puntualizan -al unísono- Nilson Téllez y Carmen Rojas, compañeros de vida y vecinos del sector desde hace diez años.

Llegar al lugar requiere paciencia. Desde Bucaramanga hasta Florián hay 273 kilómetros de distancia que, en condiciones normales, traducen siete horas de viaje. El punto de quiebre es Barbosa, desde donde se parte a Puente Nacional, sitio idóneo para hacer una pausa en el recorrido. Aún quedan 60 kilómetros hasta las ventanas. La mitad de este camino queda señalado con el ingreso a Jesús María. Este último tramo es de piedra y para quienes están acostumbrados a transitar en autopistas es mejor resignarse; huecos y charcos ‘adornan’ la vía.

 

 

En 2017, los municipios vecinos de Jesús Maria y Sucre (Santander), rechazaron la explotación de recursos mineros y petroleros mediante consultas populares. La victoria del ‘no’ fue arrasadora en ambas localidades, 97 y 98% respectivamente. Dichos resultados dieron un parte de tranquilidad para los florianenses, puesto que la construcción de una planta cementara entre Jesús Maria y Sucre hubiese afectado varias fuentes hídricas. Entre estas a la quebrada Aguablanca, encargada de surtir el acueducto de Florián. Dicho afluente hídrico conecta, metros abajo de la planta de distribución, con La Venta, quebrada que recorre las Ventanas de Tisquizoque.

De igual manera, habitantes de El Peñón, municipio adscrito a la provincia de Vélez, intentaron organizar una consulta popular sobre la explotación de recursos mineros. Sin embargo, no pudo ejecutarse debido a que el Ministerio de Hacienda no giró el dinero para que la Registraduría Nacional organizara el evento, previsto para noviembre del año pasado.

 

‘Una puerta al paraíso’ 

La Venta acecha la carretera, sin embargo, la fuerza del agua es piadosa y prefiere acompañar el recorrido de la vía por unos metros más. Pasados unos minutos, la quebrada parte con destino a la cueva. La intriga aumenta, es necesario saber hacia dónde se fue la que, hasta hace unos segundos, era cómplice del recorrido. Finalmente, aparece una puerta construida en piedra caliza con el nombre del lugar. La espera terminó.

El siguiente reto es descender unas escaleras en piedra. Hay que bajar con precaución ya que entre cada escalón hay una diferencia de al menos 40 centímetros. “Es preferible bajar de medio lado”, sugiere Emerson Porras Jiménez, guía turístico de Florián.

 

 

Pasadas las escalinatas, llega la hora de cruzar un puente colgante; algunas tablas amenazan con quebrarse y el sonido lo evidencia. Para los nerviosos son 15 metros eternos. Después del susto llega un ascenso empinado que ofrece una que otra piedra para evitar resbalarse. Al finalizar la cuesta existe un tiranosaurio rex de piedra, encargado de custodiar el ingreso al lugar. Ahí está, concebida por la fuerza del agua, la cueva donde por años habitaron indígenas tisquizoques, descendientes de la familia lingüística Caribe.

Luego de apreciar por unos segundos la gesta de la naturaleza, llega el momento de un nuevo descenso en forma de ‘s’. Un camino cercado con muros de piedra orienta el recorrido hacia otro puente colgante. Desde allí, las miradas se anclan en la ventana natural y su imponente vista. Cada paso aumenta la emoción y esboza sonrisas en los visitantes. Mientras tanto, las aguas de La Venta se encañonan; aumentan su velocidad y nace el ruido de lo que ahora es cascada. Desde el borde de la ventana se aprecia la panorámica del municipio y la vereda Centro.

 

 

Esta postal tiene tres cascadas que suman 322 metros de altura y que, vistos desde la parte alta del municipio, ‘bañan’ a Florián. El siguiente destino de estas caídas es Charco Azul, un pozo que devuelve el rótulo de quebrada a las aguas de La Venta.

 

El lugar 

Florián está ubicado a 1.789 metros sobre el nivel del mar. Cuenta con 34 veredas y una amplia variedad de productos agrícolas tales como lulo, café, caña de azúcar, aguacate y cacao, entre otros. Su gente es amable, recibe con agrado a los visitantes, saluda y brinda asesoría desinteresadamente. “Acá somos hospitalarios”, sostiene Alirio Niño, propietario de un restaurante. Cualquier persona que llegue recibe la atención necesaria.

Existen dos formas de visitar las ventanas: con guía o en solitario. Los lugareños recomiendan acompañamiento para recibir información y hacer el trayecto con precaución.

 

 

Desde 2005, Emerson Porras Jiménez ha trabajado como guía turístico independiente en el municipio. La única solicitud es una llamada previa para acordar la hora y el lugar de encuentro. “Me llaman unos días antes y con gusto los acompaño para que conozcan mejor el lugar”, señala Porras Jiménez, quien además trabaja como locutor en la emisora local. Existen diferentes tipos de paquetes que brindan hospedaje, alimentación o, simplemente, el acompañamiento a los destinos.

El precio termina siendo simbólico, “lo importante es que la gente tenga información, y que cuiden el lugar, que no boten basura”, asegura Porras Jiménez. A lo largo de Florián hay más sitios naturales dignos de visitar como Charco Azul, Cerro de los Venados, Chiconal, Brazuelos, Charco Paila, entres otros. No obstante, las Ventanas de Tisquizoque se roban el protagonismo “es la carta de presentación del municipio”, ratifica Porras Jiménez. Dicho esto, el turismo podría ser una vía de crecimiento económico, sin embargo, existe otro obstáculo. “Tenemos mucho potencial, el problema son las vías, es lo único que nos afecta”, dice el guía turístico.

 

 

Un cuento largo 

La referencia histórica del lugar es entregada por el historiador empírico, Álvaro Pardo Torres, quien, en compañía de Eulises González Hernández, escribió el libro “Así es Florián, Santander”, publicado a finales de 2015.

La historia del sitio se remonta a la época de la conquista. Martín Galeano fue designado para colonizar los terrenos de la hoy conocida provincia de Vélez. En ese sentido, Galeano designó a Juan Gascón como uno de sus encomenderos, encargado del dominio de los pueblos aborígenes de la región. “Según hemos podido establecer, al principio Tisquizoque recibió sin mayor problema a Gascón, le dio gran cantidad de joyas preciosas, pero no fue suficiente para el español, eso molestó a Tisquizoque”, comenta Pardo Torres.

 

 

Luego de estos abusos, los indígenas mostraron inconformidad y al regreso del encomendero se mostraron implacables. “Tisquizoque solicitó ayuda los caciques cercanos, Tununguá y Saboyá. Reunieron muchos hombres y cercaron a los siete españoles que venían”, afirma el historiador. En este episodio, Gascón y cinco de sus hombres fueron asesinados por los aborígenes. Dicha versión se sustenta en el texto “Ensayo sociológico sobre el pueblo santandereano”, escrito por José Manuel Prada Sarmiento, en donde presenta al cacique Tisquizoque como el ‘vengador’ que enfrentó al ‘despiadado’ de Gascón.

 

Uno de los españoles alcanzó a escabullirse del asedio indígena y la razón de la tragedia le llegó a Galeano, quien formó sus hombres para vengar el episodio. Ante la ofensiva, el cacique Tisquizoque y sus compañeros intentaron resistir el ataque de los colonizadores. Esta aseveración puede ser confirmada por el texto de Prada Sarmiento quien menciona la tenacidad de los tisquizoques al momento de enfrentar a los españoles: “… hicieron frente a Martín Galeano hasta la última flecha, y que cuando las aljabas quedaron vacías, prefirieron, a la esclavitud, perecer despedazados bajo los cascos de los caballos”, señala el documento.

En últimas y según la leyenda, el cacique Tisquizoque decidió lanzarse de la ventana, ubicada a 86 metros de la primera caída, antes que ser sometido a la furia de Galeano y sus hombres. Este acto del cacique le otorgó el nombre a este destino natural digno de visitar.

 

Fuente: Periódico15

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