La inteligencia artificial permite identificar animales mediante cámaras trampa. Algoritmos avanzados analizan imágenes para detectar especies, incluso en zonas remotas y de difícil acceso. Esto agiliza el monitoreo de especies en peligro.
Estas herramientas también alertan sobre posibles amenazas, como cazadores furtivos o incendios forestales, asegurando respuestas más rápidas y eficaces. Es un gran paso en la conservación activa.
Los científicos usan inteligencia artificial para predecir cómo las especies migran debido al cambio climático. Esto incluye modelar futuros hábitats y rutas migratorias esenciales para su supervivencia.
Esta tecnología ayuda a proteger zonas clave antes de que las especies lleguen a ellas, reduciendo conflictos con actividades humanas y preservando la biodiversidad.
El tráfico ilegal de fauna es una amenaza creciente. Sistemas de inteligencia artificial analizan datos globales para identificar rutas de contrabando y patrones sospechosos, permitiendo interceptar cargamentos de especies protegidas.
Además, se emplean herramientas de análisis de ADN y biometría animal para rastrear ejemplares y reforzar los controles internacionales, protegiendo a especies vulnerables.
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