BedMachine Antarctica, el nuevo mapa de la Antártida y el más preciso jamás realizado, ha revelado cuál es el punto más profundo de la corteza terrestre de nuestro planeta. El descubrimiento también aporta nueva y valiosa información sobre la dinámica y el futuro de los glaciares Antárticos, en peligro por el calentamiento global.
Por su situación geográfica y su climatología, la Antártida, pese a ser el cuarto continente más extenso de nuestro planeta, es de lejos, el más inexplorado. Se trata del continente con el promedio de humedad más bajo de la Tierra, el que registra las temperaturas medias más bajas y también, con una altura promedio de 2.000 metros sobre el nivel del mar el continente más elevado de la Tierra. Pingüinos, cormoranes, ballenas y varias especies de focas habitan sus tierras, surcan sus cielos y navegan sus mares. Sin embargo, el continente austral siempre ha sido un territorio inhóspito para el ser humano; escenario de expediciones fallidas y penurias entre aquellos que se aventuraron a desvelar sus secretos.
Pero también ha supuesto a lo largo de la historia un interesante un reto científico. Su superficie de forma casi circular y 4.500 kilómetros de diámetro, alberga alrededor del 80% del agua dulce del planeta, y la mayor parte de ella se encuentra en forma de una gruesa capa de hielo que recibe el nombre de inlandsis al que corresponde aproximadamente el 90% de la criosfera de nuestro planeta. Este islandsis cuyo espesor promedio es de 2.500 metros puede llegar a alcanzar -como en algunos puntos de la Tierra de Adelia- los 5 kilómetros de profundidad, y pese a los numerosos avances que la ciencia y la técnica ha experimentado en los últimos años, sus entrañas siguen guardando abundantes misterios aún por resolver.
Hasta ahora se habían utilizado métodos basados en la tecnología radar que, aunque han sido generalmente efectivos, también cuentan con algunas limitaciones.
Durante décadas, los esfuerzos desplegados por los científicos para desvelar lo que había debajo de esta capa de hielo han sido numerosos y variados. Así, Mathieu Morlighem, profesor del departamento Ciencias de Sistemas Terrestres de la Universidad de California en Irvine, explica que hasta el momento los métodos usados basados en tecnología radar, aunque han sido generalmente efectivos, han contado siempre con algunas limitaciones. “Cuando los aviones vuelan en línea recta sobre una región, los sistemas de radar montados en sus alas emiten una señal que penetra el hielo y rebota desde el punto en el que el hielo se encuentra con tierra firme. Después mediante técnicas de interpolación se rellenan los puntos ciegos entre la trayectoria de los vuelos". "Sin embargo este ha demostrado ser un enfoque incompleto, especialmente con los glaciares que fluyen rápidamente", añade el científico.
Es por ello, que para salvar las limitaciones que hasta ahora se habían encontrado los científicos, un equipo de glaciólogos liderados por Morlinghem ha desarrollado una nueva metodología para el mapeo del lecho de la Antártida. En esencia, además de valerse de los datos obtenidos por radar, utiliza las mediciones de la velocidad de la superficie del hielo, lo que se ha materializado en el mapa más detallado del continente antártico, y al que los científicos han bautizado como BedMachine Antarctic.
Una Antártida inédita
Esperado pacientemente por expertos en ciencias ambientales y del estudio de la criosfera de todo el mundo, tanto el mapa como los hallazgos relacionados con el mismo, se recogen en el artículo titulado Deep glacial troughs and stabilizing ridges unveiled beneath the margins of the Antarctic ice sheet publicado recientemente en la revista Nature Geoscience. Basándose en los datos de espesor del hielo recogidos desde 1967 por 19 institutos de investigación diferentes, y que abarcan casi un millón y medio de kilómetros de sondas de radar, los creadores de BedMachine también se valieron de las mediciones de batimetría de la plataforma de hielo realizadas en las campañas Operation IceBridge de la NASA, así como de la información sísmica disponible para elaborar la cartografía hasta ahora más completa del polo Sur. "Al usar BedMachine para acercarnos a sectores particulares de la Antártida, encontramos detalles esenciales como baches y huecos debajo del hielo que pueden acelerar, disminuir o incluso detener temporalmente la retirada de los glaciares", explica Morlighem.
Entre los resultados se encuentra el descubrimiento de varias crestas estabilizadoras en la base del continente que protegen el hielo que fluye a través de las montañas Transantárticas. Sin embargo, los científicos también han hallado en otros lugares que la geometría de este lecho aumenta el riesgo de una rápida retirada del hielo, sobre todo en el sector de los glaciares Thwaites y Pine Island en la parte occidental del continente.
"Según nuestros cálculos, el cañón bajo en glaciar Denman alcanza los 3.500 metros bajo el nivel del mar; el punto más profundo en tierra firme" explica uno de los investigadores implicados en el proyecto.
Otro de los descubrimientos más sorprendentes ha sido el del punto terrestre más profundo del planeta situado al este de la Antártida bajo el glaciar Denman."Los mapas más antiguos sugerían un cañón menos profundo, pero eso no era posible; faltaba algo", explica Morlighem. “Al combinar el estudio de radar existente y los datos del movimiento del hielo, sabemos cuánto hielo fluye a través del cañón que, según nuestros cálculos, alcanza los 3.500 metros bajo el nivel del mar, el punto más profundo en tierra firme. Como es relativamente angosto, tiene que ser profundo para permitir que tal masa de hielo llegue a la costa". Se trata de una profundidad 10 veces mayor que la del Mar Muerto, que, con 395 metros por debajo del nivel del mar, acaba de quedar relegado a la segunda posición en la clasificación de las mayores depresiones de nuestro planeta. "Las fosas en los océanos son más profundas, pero este es el cañón más profundo en tierra firme“ comenta el científico.
Continente helado, pero vivo
"Hubo muchas sorpresas en todo el continente, especialmente en regiones que no habían sido mapeadas previamente con gran detalle con radar", añade Morlinghem. "En última instancia, BedMachine Antarctica presenta una imagen mixta: las corrientes de hielo en algunas áreas están relativamente bien protegidas por sus características subterráneas subyacentes, mientras que otras, situadas en camas retrógradas, muestran un mayor riesgo de inestabilidad y que podrían acelerar la potencial desaparición de la capa de hielo marino antártico".
Los nuevos datos se muestran muy importantes de cara al futuro, ya que el descubrimiento de los nuevos detalles conocidos del lecho antártico revela que, mientras que algunas zonas como la situada en la parte superior del mar de Ross parecen estar bastante protegidas, un futuro aumento de las temperaturas globales podrían desestabilizar algunas de las capas de hielo más importantes del continente, como el anteriormente citado glaciar Thwaites, del tamaño del Reino Unido. Esto contribuiría a la aceleración del flujo de los glaciares, y por ende a una desaparición mucho más rápida de algunos de ellos, así como en última instancia al colapso de la Antártida Oriental.
Estas son solo algunas de las primeras conclusiones extraídas del trabajo del equipo de Morlinghem, pero cabe esperar que en un futuro próximo se alcancen nuevos e interesantes aportes científicos. Y es que este mapa servirá de apoyo para seguir trabajando, en particular, en modelos más completos sobre la evolución del hielo en contiene austral, pero de un modo más amplio, también sobre cómo podrían afectar las dinámicas de hielo antárticas a las temperaturas globales, las corrientes marinas o al aumento del nivel del mar en todo el planeta.
Fuente: National Geographic
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