Highlining es el nuevo deporte a practicar en las alturas. Riesgo y adrenalina a la vez que templanza y frialdad, se mezclan en esta disciplina, para la que no solo hay que ser valiente sino que es necesario no sufrir de vértigo.
El objetivo es cruzar distancias sobre una cuerda suspendida en el vacío, normalmente entre dos montañas, a más de 40 metros de altitud. Pero no solo hay que cruzar, sino que el riesgo va más allá, realizando maniobras cada vez más difíciles.
Los atrevidos deportistas que se adentran en esta nueva aventura, además de un sin fin de cualidades físicas, deben sumar destreza y concentración. El equilibrio es fundamental, por lo que la mente juega un papel casi igual o más importante que el estado físico.
Heather Larsen es ya una profesional en Highlining. Con 28 años cuenta con una amplia demostración de increíbles acrobacias sobre la cuerda.
Larsen asegura que “se necesita tiempo y mucha práctica, pero cualquiera puede hacerlo, eso es lo bello de este deporte. Puede ser una experiencia aterradora pero es sin duda un momento hermoso de meditación”.
Aunque el riesgo es máximo, los que practican highlining siempre hacen uso de una protección especial que la forman cuerdas y poleas para realizar la sujeción a la cuerda colocada a más de 40 metros de altura.
Con el documental sobre esta práctica "I believe I can fly", queda claro que aún hay mucho por hacer en el highlining. El reportaje fue grabado en Paris y Noruega en locaciones como rascacielos, fiordos y precipicios en estos países.