Cada vez son más los que se animan a recorrer el Camino de Santiago, una experiencia que hay que vivir por lo menos una vez en la vida. Sin embargo, para emprender esta aventura conviene tener claras una serie de recomendaciones. Estos son nuestros consejos para hacer el Camino de Santiago a pie. ¡No te los pierdas!
La primera pregunta que se hace uno es, ¿cuándo debo comenzar a prepararme? Los expertos recomiendan empezar al menos con dos meses de antelación. La preparación física consiste básicamente en andar, en andar mucho.
Si ya estás acostumbrado a andar en tu vida diaria, te costará menos esfuerzo pegarte la caminata; si eres más bien sedentario, te costará más. Así que lo importante es ir adaptando el cuerpo. Puedes ir poco a poco con pequeños gestos, por ejemplo, yendo al trabajo andando (o al menos andar una parte del camino, si está demasiado lejos), ir siempre por las escaleras y en general dejando el coche en casa siempre que puedas.
Pero si solo fuese andar la cosa no sería tan complicada. El caso es que el peregrino va siempre acompañado de su mochila, y no se anda igual de ligero cuando uno tiene que llevar peso a sus espaldas. Por normal general los expertos recomiendan que el peso de la mochila no supere el 10-12% de tu peso corporal y en ningún caso pese más de 10 kg.
Para acostumbrarte a andar con peso te recomendamos a darte alguna caminata los fines de semana con la mochila a cuestas para ver cómo vas respondiendo. Pero no te des el atracon el primer día, si no que ve incrementando la distancia que recorres. Ten en cuenta que el Camino de Santiago no es una prueba de velocidad, sino más bien de resistencia.
En la mochila del peregrino nunca debe faltar agua, para reponer líquidos (especialmente en verano). Por otro lado, pertrechos necesarios son un sombrero (para protegerse del sol), calzado cómodo y bastón. Lo del bastón no es solo atrezo, si no que reduce hasta en un 30% el trabajo de las piernas, y si llevas dos mejor que uno.
En el calzado hay que tener en cuenta que no es buen momento para estrenar zapatillas, porque puede que te hagan daño. Es mejor utilizar un calzado al que ya le hayas hecho un cierto “recorrido” para evitar sorpresas desagradables.
Esperamos que estos consejos para hacer el Camino de Santiago a pie te ayuden en tu aventura. ¡Ánimo!