Situada cerca de Granada capital, la Cascada de los Cahorros de Monachil se encuentra en un entorno privilegiado dentro del Parque Natural de Sierra Nevada. Accesible a través de un sendero que serpentea entre puentes colgantes y gargantas estrechas, es ideal para los amantes del senderismo y la fotografía. Su caída de agua no solo refresca el ambiente, sino que también forma pozas naturales perfectas para darse un chapuzón.
Además, su cercanía a Monachil permite complementar la visita con la rica oferta gastronómica del pueblo, donde se puede degustar la comida tradicional andaluza. Este enclave combina aventura y relax en plena naturaleza.
Ubicada en la comarca de Los Montes, Prado Negro ofrece una experiencia más tranquila pero igualmente fascinante. Su cascada, alimentada por el río Fardes, cae en un entorno de vegetación exuberante y senderos menos transitados. Es un lugar perfecto para quienes buscan desconectar del bullicio urbano.
La fauna local, que incluye aves rapaces y mamíferos como el jabalí, añade un toque especial a la experiencia. En invierno, las aguas adquieren un caudal más impresionante, mientras que en verano invitan a disfrutar de un picnic al aire libre.
Esta cascada se encuentra en el Valle de Lecrín, una zona conocida como el "Valle de la Alegría". Formada por el río Dúrcal, la cascada de los Bolos ofrece un espectáculo natural único, especialmente en primavera, cuando el agua fluye con mayor fuerza. Sus alrededores cuentan con rutas ideales para caminatas familiares y vistas panorámicas impresionantes.
Además, el valle combina paisajes de huertos frutales con montañas, ofreciendo una experiencia única que mezcla naturaleza y tradición local. La cascada es un punto ideal para conectar con la tranquilidad de este rincón granadino.
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