El olor que desprenden las plantas, el susurro del viento en las copas de los árboles, el tacto de una piedra calentada al sol. Los japoneses han descubierto que estos elementos tienen un efecto sanador en nosotros, y practican una nueva actividad llamada Shinrin-Yoku, también llamados "baños de bosque".
Consiste en dar un paseo por la naturaleza en calma y con los cinco sentidos bien despiertos para dejar que entre por todos los poros de nuestro ser. Una terapia nacida en Japón en los años 80 que promete hacernos más saludables, creativos y felices.
En Japón, los bosques ocupan un 67% de su suelo y los pioneros del Shinrin-Yoku esperan que para 2024 existan al menos 100 forest therapy sites , bosques especialmente acondicionados para practicar esta actividad relajante, a medio camino entre la meditación y el senderismo. Y es que los “baños de bosque” cuentan ya entre 2,5 y 5 millones de practicantes cada año.
Las sesiones de estas “terapias del bosque” consisten en unas dos horas de lento caminar por la foresta, con ejercicios de respiración dirigidos por monitores. Antes y después del paseo, se mide la presión arterial y otras variables fisiológicas para que los participantes puedan comprobar la eficacia del tratamiento.