Como sabéis, según el calendario de implantación de la LOMCE, durante este curso lectivo que ha empezado hace unas semanas entra en vigor para todas las etapas la mencionada ley, y con ella también la evaluación final de ESO (la famosa ‘reválida’). Pero la convocatoria que tenga lugar al finalizar el curso (junio de 2017) aún no tendrá efectos académicos y con carácter excepcional los títulos de graduado en ESO que se expedirán permitirán acceder ‘indistintamente’ a cualquiera de las enseñanzas postobligatorias que se recogen en el artículo 3.4 de la L.O. 2/2006 de 3 de mayo, sin perjuicio de los requisitos de acceso para cada una de ellas.
Y respecto a la evaluación final de Bachillerato, se tendrá en cuenta para el acceso a la Universidad, pero no para obtener el título de Bachiller. Es decir, al finalizar este curso las pruebas serán experimentales, pero si la LOMCE sigue vigente para el próximo curso (2017 / 18), la obtención de títulos académicos de graduado en ESO y Bachillerato, estará condicionada a superar dichos exámenes.Y además al suspender la reválida de ESO, solo se podría progresar a la FP Básica, lo cual supone un gran retroceso en lo personal y en lo académico, ya que los alumnos que a pesar de haber finalizado la ESO con buenas calificaciones, suspendan la ‘reválida’ sentirán que su esfuerzo no merece la pena. Es un ejemplo extremo de cómo un examen no tiene en cuenta el progreso del alumno, ni al alumno como persona, sino simplemente el ‘número’ obtenido.
Es muy llamativo que toda alumna y todo alumno que no consiguiera superar la reválida mencionada, se vea abocado a cursar una Formación Profesional Básica (ni siquiera de Grado Medio); se compone de dos cursos que ofrecen una cualificación profesional bajísima y sirve para aprender competencias muy básicas. No sería de extrañar que la motivación acabara con el fracaso escolar de alumnos ‘promedio’ que han tenido un buen rendimiento en ESO. De hecho esta ‘alternativa’ es criticada por representantes de sindicatos de docentes, asociaciones de directores, familias y alumnos. Por ejemplo directores (y profesores) no dudan en calificar como ‘limbo’ el lugar en el que quedarán los estudiantes que suspendan, y están convencidos de que las tasas de fracaso escolar se incrementarán.
Nuestro mercado laboral ya está lo suficientemente precarizado, y probablemente esta situación se convierta en un caldo de cultivo para aumentar las desigualdades, especialmente en chicos y chicas que pertenezcan a estratos sociales humildes. Cientos de jóvenes saldrán forzosamente del sistema educativo, pero veamos qué opciones tiene un estudiante que se ve abocado a cursar esta FP Básica.
Y aún os puedo contar una dificultad más que espera a los alumnos que suspendan la reválida: no se puede solicitar la inclusión en FPB habiendo cumplido los 17 años, o si se van a cumplir durante su primer curso, entonces todos los que hayan repetido un solo curso en Primaria en ESO, tampoco van a poder acceder a esos estudios. Según la OCDE uno de cada 3 de nuestros niños ha repetido algún curso, ¿se quedan sin titulación entonces?
La Confederación Española de Asociaciones de Madres y Padres no acepta el modelo de la nueva Ley, y consideran las reválidas como un claro ataque a los derechos de alumnos y familias; pero también así mismo creen que los derechos de los docentes también se ven mermados, pues de alguna forma la función docente se ve deslegitimada. CEAPA ha presentado recientemente un recurso contra el RD que pone en marcha las reválidas, solicitando su anulación, y su inmediata suspensión cautelar. Probablemente conozcáis más la iniciativa de Isidoro Martínez (un alumno de 14 años) que presentó a finales de mese pasado, 240.000 firmas contra las reválidas de una ley aprobada únicamente con los votos a favor del partido en el Gobierno actual.
Solo el tiempo dirá si entre todos podemos conseguir una eduación que sea realmente de calidad para nuestros alumnos.