Según una de las acepciones de la palabra "conflicto" en el Real Diccionario de la Academia Española de la Lengua, es "problema, cuestión, materia de discusión". Creo que es la que más se ajusta a los conflictos interpersonales. Y desde luego, teniendo en cuenta la cantidad de alumnos en las aulas de un centro educativo, la diversa procedencia de los mismos, e intereses muy probablemente distintos,casi se puede decir que es natural que aparezcan conflictos. Claro que, no sería deseable la aparición de enfrentamientos en los que medie una buena dosis de agresividad verbal o física; ¿sabemos gestionar los conflictos los adultos? ¿sabríamos cómo ayudar a los niños a que lo hicieran?.
Resultaría una tarea ardua, aunque seguro que muy estimulante para más de un docente, el problema es que a los mayores muchas veces tampoco se nos enseña a resolver conflictos mediante el diálogo y el entendimiento. Y es que aunque la dialéctica es una arma muy poderosa, su aprendizaje conlleva un coste de recursos y tiempo, claro que mirándolo muy fríamente, es preferible esto a situaciones tensas que se prolongan en el tiempo, o a enfrentamientos cíclicos entre alumnos.
Las dinámicas grupales, se posicionan como una metodología válida, puesto que permitan interactuar de forma relajada, y además nos acercan detalles desconocidos de "la otra parte del conflicto". Antes de extendernos más deberíamos quizás, repasar algunas de las principales grandes causas de los conflictos en las clases,especialmente con los niños de tercer ciclo de Primaria, y ESO:
¿Y por qué no?, todos sabemos que los sermones no sirven en determinadas circunstancias, aunque es
inevitable que "in extremis" tengamos que realizar una exposición de motivos y valores, cuando
separamos físicamente a
dos alumnos que se pegan. pero en general, el aprendizaje fluye mejor
cuando se experimenta; y "huimos" de pupitres para mirarnos las caras y sentirnos compañeros por un
mismo objetivo.
Son herramientas que posibilitan el intercambio de experiencias y metas; también facilitan el entendimiento (al colocarnos en lugar del otro), y la escucha activa de otras posturas. Son juegos a los que se juega con un objetivo concreto, no de manera libre, y sobre todo juegos que nos hacen vislumbrar que más allá de una posición encontrada hay una ética y una necesidad social de entendimiento.
Hay veces que las dinámicas grupales pueden llegar a dar buenos resultados, entre los cuales estaría la cohesión grupal, y en cuanto a su aplicación, resultaría difícil encontrar a un colectivo mejor preparado (por la experiencia gestionando grupos) para aplicarlas en una clase.
Como muchas veces les habréis dicho a vuestros alumnos, y a vuestro hijos (si sois madres o padres): a hacer se aprende haciendo; así que, aunque entendemos las reticencias, es necesario ponernos manos a la obra si queremos utilizar dinámicas de resolución de conflictos. No obstante, es importante conocer las técnicas, familiarizarse con ellas, y escoger en función de los participantes y lo que se quiera conseguir. Por ejemplo, para mejorar la cohesión ante situaciones de pre conflicto, nos funcionaría bien la telaraña, pero si se trata de un problema que arrastramos durante tiempo, quizás sea necesario un "role playing", para escuchar y entender (y estas acciones están ligadas a la resolución de conflictos).
Pero en esta ocasión, la meta está muy bien definida; y tras la elección de la actividad concreta, sólo nos queda superar nuestras propias reticencias, fundadas en la incertidumbre sobre el resultado. No sabemos cómo saldrá hasta que no lo pongamos en práctica, así que si la dinámica está bien preparada, no tiene mucho sentido preocuparnos a priori.
Una dinámica grupal se compone de una parte teórica y una práctica, durante la cual probablemente
recurriremos a nuestras propias experiencias y emociones, pero ¿no se basa la educación en eso al
menos en parte?. Lo que
queremos decir es que los alumnos deben saber con bastante exactitud lo
que se va a hacer, y cuál es el objetivo. La resolución de conflictos mediante dinámicas suele ser
algo divertido, por lo que no suelen presentarse
resistencias.
¿Sabes que experimentarán los alumnos en el momento en que aprendan a resolver conflictos? Se
sentirán escuchados y entendidos, descubrirán que sus argumentos también son válidos, que no importa
lo diferentes que son,
y que forman parte de un todo. Como profesores, si queréis, podéis decir
que pretendéis que cooperen, se comuniquen mejor, se toleren o expresen mejor las emociones.
Sinceramente esperamos motivados a que encontréis otros muchos, porque eso significará que hemos despertado vuestra curiosidad, pero ahí van algunos:
Es justo en estas fechas, cuando acabamos de celebrar el Día de la Paz, la Paz es un concepto sencillo de entender, pero difícil de poner en práctica. No podemos influir (¿o si?) sobre la paz mundial, pero ¿por qué no educar en la Paz a nuestros alumnos?, una razón de peso es el bienestar personal que se obtiene a cambio, aunque como profesores, nos vais a decir que la mejora del clima en el aula podría ser el principal motivo, es comprensible. ¿Por qué no intentarlo entonces? Lo que necesitáis lo tenéis: espacios, tiempo (aunque escaso, es verdad), y la voluntad de aprender técnicas válidas.
Imagen: US Departament of Education, https://www.flickr.com/photos/departmentofed/