Dijo María Montessori que “la primera tarea de la educación es agitar la vida, para después dejarla libre…”. ¿Quién fue María Montessori y por qué sus enseñanzas siguen vivas? Nacida en 1870, se graduó a los 26 años como la primera mujer médico en Italia, tras haber estudiado ingeniería y biología, y después haber cumplido con las expectativas de su familia que reconocía a la mujer, una educación superior a la que la sociedad de la época permitía. A pesar de eso, en algún momento de su progreso profesional, sufrió ciertas resistencias por parte de su padre. María siguió estudiando y se doctoró en filosofía.
Se exilió durante el régimen de Mussolini, y retornó a su país que la necesitaba para coordinar un nuevo inicio de la actividad educativa, y para impartir clases en la Universidad. El interés que su praxis educativa despierta, es debido a que desarrolló sus propios métodos educativos a partir de haber trabajado con niños que tenían algún tipo de deficiencia; con posterioridad extrajo la conclusión de que cualquier niña o niño es capaz de “construirse”, y empezó a aplicar sus conocimientos en otros contextos. María Montessori fue también madre y feminista, y con el paso de tiempo volvió a estudiar, finalizando esta vez sus estudios de psicología. Esta mujer es todo un ejemplo personal y profesional a seguir, por su dedicación a la infancia, y porque su legado de una educación respetuosa con los menores, aún nos marca. En esta entrada queremos contaros que es posible trabajar según el método Montessori en la escuela pública, a partir de varias experiencias revisadas.
Parece que existe en la actualidad cierto interés por metodologías que tienen poder transformador en la Educación, entre ellas se encuentra Montessori, que en nuestro país empezó a conocerse en Cataluña (dónde María había residido e impartido cursos) y Madrid. En la actualidad no solo existen colegios privados Montessori, sino que diversos proyectos demuestran que el cambio puede empezar en cualquier escuela.
Se puede trabajar con esta pedagogía tanto en la etapa Infantil como en Primaria. Se recomienda que los maestros adquieran especialización mediante cursos externos (disponibles con cierta facilidad) o un plan de formación del propio centro dónde su trabaja. Y es que la base teórica es determinante para una correcta aplicación del método; también es importante una cierta capacidad de cambio personal en la concepción de la infancia, y lo mencionaremos más abajo.
Montessori estableció que hasta los 6 años, la infancia atraviesa una serie de períodos sensibles, que los adultos podemos convertir en oportunidades extraordinarias, favoreciendo así su desarrollo. Hay una premisa de partida basada en la observación para conocer el comportamiento de los niños, aunque Montessori nos ahorra trabajo explicando que las niñas y los niños en realidad pueden ser ordenadas y obedientes (pero de una forma activa, no sumisa). Somos los mayores los que imponemos ciertos criterios al evaluar la conducta y malinterpretamos ciertos hechos, en parte por nuestros propios prejuicios. Y aquí es dónde entran en juego esos períodos sensibles:
Compromiso de los maestros, responsabilidad de los alumnos… pero contando que por la etapa evolutiva en la que se encuentran los niños, necesitan explorar el mundo cercano, y después el externo, hasta ser capaces de entenderlo, de ahí la importancia de una buena preparación física de las aulas. Hablaremos más concretamente de los 3 a los 6 años, o sea: la Etapa de Infantil.
Un niño (y más en edades tempranas) es activo por Naturaleza, y eso se debe respetar; a veces se pretende que los peques de 3 años permanezcan mucho tiempo sentados, e incluso se les regaña si pretenden moverse de su sitio, pero así lo que conseguimos es contradecir la verdadera naturaleza del desarrollo humano. Se aprende haciendo y experimentando, o otro son imposiciones educativas. Otro principio importante tiene relación con el orden: aunque no lo creamos los niños tienen interés por el orden, somos los adultos los que interferimos; el ejemplo y la paciencia son nuestras mejores herramientas.
Un requisito muy importante es que la iluminación del aula como gran espacio de trabajo, debería ser natural, y en el interior conviene pensar en el predominio de colores suaves y pequeños espacios despejados que inciten al movimiento y a la cooperación. El lugar del profesor no ocupa un lugar central, y pueden haber pequeñas disposiciones de mesas de trabajo despejadas en las áreas, sobre las que poder trabajar; en ocasiones los lugares para sentarse a leer o jugar están colocados en los rincones, y pueden ser pequeñas butacas.
Reflexionando sobre los ambientes, cabe señalar que respetando las necesidades de los niños, las aulas necesitan un buen cambio de aspecto, y en concreto también hay que pensar en el trabajo sobre el suelo, facilitando espacios bien preparados (colchonetas de colores, alfombras). Además de esto, el aula está dividida en espacios similares a los rincones que ya conocéis, solo que en Montessori se habla de áreas: matemáticas, lenguaje y cultura, sensorial y vida práctica.
Además de recomendaciones generales, tendremos en cuenta estos consejos:
De la libertad y la accesibilidad nace la motivación, por eso se recomienda que los materiales de cada área se encuentren muy disponibles para su uso y manipulación. Así, las aulas Montessori están equipadas con estantes bajos, en cuyo interior, y visibles / accesibles, se observan cajas abiertas con los materiales a utilizar.
Pero más allá de las aulas, de los materiales, está la comprensión de los principios o los fundamentos del método, que es lo que nos llevará al éxito, lo tenéis explicado arriba. Es más, cuando se inicia un proyecto de estas características, las maestras deben estar muy concienciadas y no es necesaria una inversión inicial muy cara, puesto que los materiales específicos podrían tener un coste elevado, y realmente se puede introducir el método de forma más sencilla.
Así pues materiales (en cada área) bien ordenados, accesibles y colocados siguiendo dos principios: izquierda a derecha / sencillo a complejo. E independientemente del área, siempre pensaremos en la exploración y en el aspecto sensorial. Los materiales, tanto específicos, como ideados por vosotros, tienen significado más allá del concepto: y es que ejercitan la competencia de “aprender a hacer”.
Para finalizar, os regalamos una nueva cita de María Montessori, dice así: “Cuando un niño se siente seguro de sí mismo deja de buscar aprobación en cada paso que da”. No perdáis de vista nunca que en edades tempranas, la seguridad la ofrece el adulto mediante su presencia, su respeto y la comprensión de las necesidades infantiles: un niño no se sentirá seguro si previamente no han sido atendidas sus peticiones de reconocimiento.
Imágenes | teacher school Milton,KJJS, Montessori Colombia, Casa de los Niños La Noria (Málaga)