La sociedad occidental ha pasado mucho tiempo oponiéndose a prácticas provenientes de Oriente, por considerarlas muy apegadas a doctrinas religiosas, y lejanas al cientificismo imperante por estas lares. La ciencia no lo explica todo, y tampoco parece estar interesada en cualquier aspecto del desarrollo humano, en cualquier caso el empirismo también tiene la suficiente fuerza para guiarnos. Podemos estar rodeados por ciencia y filosofía al mismo tiempo.
Me sirve esto para introducidos en un término que puede hayáis escuchado en alguna ocasión: 'MINDFULNESS', o lo que viene a ser lo mismo, 'atención / consciencia plena'. Es muy difícil entrenar la atención sin serenidad interior, y de esto último nos falta desde que nos dejamos llevar por un estilo de vida irreflexivo, veloz y competitivo. Realmente creo que no somos conscientes de las consecuencias que puede tener obligar a los niños a desoír sus necesidades más básicas, e impedirles el contacto con su ser... y con la Naturaleza. No sólo a nivel personal, porque la rigidez con la que viven cientos de alumnos, también puede incidir negativamente en el rendimiento académico, debido a las implicaciones emocionales y psicológicas.
El 'mindfulness' es cuestión de actitud, pero para sumergirse en ella es necesario el conocimiento y la aplicación de determinadas técnicas; como lo es adoptar una actitud serena y comprensiva con uno mismo y los demás. Se dice que el niño que adquiere mindfulness tiene un desarrollo más integrado, y con el tiempo se convierte en una persona más reflexiva. Si a estos beneficios personales añadimos una mayor flexibilidad en relaciones personales o laborales, las dudas empiezan a disiparse.
El concepto que hoy analizamos fue desarrollado por el Dr. Kabat Zinn en 1979, quien a partir de los buenos resultados que ofrecían las técnicas de meditación con sus pacientes, fue capaz de compartir su utilidad, asegurando que gracias a ellas se podían obtener beneficios para la salud, la empresa o la educación. En su día, este hecho fue uno de los que motivó la mayor aceptación de la meditación en Occidente: se evidenciaba que no estaba necesariamente ligada a 'lo espiritual'.
¿Qué es la felicidad? una de las acepciones según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua refiere que puede ser sinónimo de 'satisfacción'; sin embargo resulta un término lo suficientemente abstracto como para que sea difícil de entender y definir. En cualquier caso, estoy segura de que cualquier persona sabe identificar la propia FELICIDAD, asociándola a bienestar, plenitud, alegría, objetivos conseguidos, integración social, etc. Es el cerebro de cada uno el que sabe si se es feliz o no, y de eso los niños (no demasiado condicionados aún por el mundo de los mayores) saben mucho. La felicidad es tan bella que asusta hasta enturbiarla.
El subtítulo que encabeza estos párrafos es intencionadamente confuso: no hay contradicción entre ambos conceptos, desde cuando el mindfulness puede servir para conseguir la felicidad, porque facilita la adquisición de bienestar físico, mental y emocional.
'Si fuera tan sencillo... si tuviera más tiempo': son excusas fáciles con las que nos autoconvencemos de que no podemos rendirnos ante la belleza de la meditación. Decir que no podemos disponer de unos minutos al día, o que no podemos concentrarnos sólo en lo que hacemos en cada momento es como decir que no somos capaces de sentir. Deja de amontonar pensamientos en la cabeza, entrégate a tu interior, disfruta de lo que tienes... si lo haces así los demás aprenderán de ti, incluso si son niños (o con más razón por serlo). Esto no te hace menos capaz para vivir en este mundo moderno, sino todo lo contrario.
Estoy convencida de que un niño sabe meditar de forma natural, si se desarrolla en el entorno adecuado. Un niño de cualquier edad puede desarrollar su propia consciencia, puede reflexionar sobre lo que le rodea, puede integrarse perfectamente en la sociedad que le acoge... Lo que ocurre es que hoy en día los niños no suelen desarrollarse en el entorno adecuado: el que no vive en un país en guerra, pasa hambre; o no tiene los condicionantes anteriores pero es sometido a presiones académicas exageradamente, sin contar con la sobreexposición a medios audiovisuales de cualquier tipo.
Cuando no existe esta posibilidad de desarrollarse por sí mismo, es posible que los pequeños reciban entrenamiento en técnicas de respiración consciente, atención a los sentidos, identificación de emociones, visualizaciones creativas, etc. Aunque surgen tímidamente, existen programas que se pueden implementar en las escuelas, sería tarea de equipos directivos y otros órganos, tomar la decisión. Es posible que los padres y madres aprendan mindfulness conjuntamente con sus hijos en casa, o en talleres especializados.
A continuación hablaremos de las ventajas en el ámbito educativo, pero antes quiero apuntar que sin duda es una inversión en tiempo y desde el punto de vista enconómico que resulta inteligente, y cuyos resultados se manifestarán y mantendrán en el tiempo.
Y esto sí que ha sido comprobado por una investigación publicada en British Journal of Psychiatry. Los participantes en el estudio eran alumnos de 12 a 16 años, y se observó que el mindfulness puede cambiar la forma de sentir, pensar y actuar mediante la atención sostenida. Los beneficios no sólo eran individuales sino a nivel grupal. Me parece que dado que el estrés puede afectar al rendimiento y es un factor de riesgo para la salud psicológica, debemos prestarle la atención adecuada.
Me parece útil contaros otras utilidades en el ámbito académico:
A todo lo expuesto, añado al pie de página dos referencias que os pueden servir como impulso para seguir buscando información, eso y el estudio que he mencionado.
Fuentes
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