La Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, que todos conocemos como "Ley Wert", aterrizó para quedarse en septiembre de 2014, mes de implantación en las aulas de nuestro país. Tal implantación ha sido, no obstante, parcial, puesto que su desarrollo se ha iniciado sólo en algunos de los cursos de primaria y Secundaria.
Y cuando decimos que ha llegado para quedarse, somos conscientes de que, según muchas voces discordes aseguran, el nacimiento de la LOMCE, ha estado marcado por su - casi segura - fecha de caducidad temprana. A la presente ley se oponían los partidos de la oposición, los sindicatos de enseñanza y estudiantes, las familias, y otros colectivos del sector social y educativo. Hemos leído como se ha calificado de ley elitista, mercantilista y retrógrada, y algunas de las consecuencias de su implantación, ya están apreciándose.
Como docentes, ya sabéis que en las aulas, los cambios más prácticos tienen relación con el establecimiento de materias troncales, introducción de varias reválidas, y un cambio de denominación para la asignatura "Conocimiento del Medio" que se transforma en Ciencias Sociales y Naturales. Además, se trata de una ley con un fuerte contenido ideológico, puesto que parece aceptar el mantenimiento de la convivencia entre escuela concertada y pública, en detrimento de la última, ya que al parecer el Gobierno ya no está obligado a conceder plaza en el sistema público de Educación.
Una de las novedades que más controversia ha suscitado ha sido el reconocimiento de la Religión (o sus alternativas en Primaria y Secundaria) como materia evaluable y computable
Hay una cuestión que merece reflexión, aunque a estas alturas a nadie se le escapa que mientras asistamos impotentes (que no impasibles) a cambios de ley, y mientras las decisiones sobre educación, estén presididas por debates ideológicos... ; peor aún, mientras nuestro Gobierno (y los que vendrán después), no sea capaz de creer en los verdaderos garantes de la educación, no nos vamos a poner a la altura de los países que mejores resultados obtienenen pruebas internacionales.
La LOMCE es una ley innecesaria, injustificada e inmoral, que nos ancla en sistemas educativos caducos, y que fomenta la desigualdad. Un ejemplo de esto último, son las pruebas de evaluación externa para tercero de Primaria. El enunciado de la Ley anticipa que dichas pruebas pretenden comprobar el grado de adquisición de competencias, aunque existe cierta discrepancia entre estudiosos de la Educación, quienes aseguran que en realidad se medirán "capacidades". Se observa poca claridad cuando leemos que 'de resultar desfavorable la evaluación, el equipo docente deberá adoptar las medidas ordinarias o extraordinarias más adecuadas'. No se sabe en realidad qué supondrá la prueba (de resultar negativa) en el expediente de nuestros hijos e hijas.
La LOMCE en Educación Primaria
Han desaparecido los ciclos, en favor de los cursos individuales, ahora se puede repetir en cualquier nivel (pero solo una vez durante la Etapa). Con esta normativa, se adaptarán las evaluaciones, y flexibilizarán las lenguas extranjeras, para alumnado con necesidades educativas especiales.
Las dudas respecto a los efectos académicos de la reválida en sexto curso desaparecen (parece que no serán vinculantes); además esta será sobre competencia matemática y científica. Resulta muy significativo quese inculque el espíritu emprendedor, definido en los objetivos, en contraposición a la falta de estímulo de cooperación entre los alumnos.
Otra consecuencia acaecida desde el principio de curso ha sido el cambio de libros de texto, y otros materiales necesarios. Una de las causas de desacuerdo por parte de las organizaciones de madres y padres ha sido precisamente este asunto de dudosa eficacia, puesto que aunque los contenidos se han intensificado para los mismos cursos, la desaparición de ayudas públicas para adquisición de libros de texto, originó diferentes iniciativas, y posibilitó la presencia masiva de libros de texto para casi todos los niveles en los centros públicos. ¿Era necesario este cambio?
Da igual que se llame LOMCE o de cualquier otra forma, porque el verdadero problema (además del componente ideológico) es que el proyectohabría necesitado de una formación especial para profesores, con el objetivo de que estuvieran concienciados; esto sería el resultado de un trabajo a medio y largo plazo.
Tras las evaluaciones, y elaborados los ránkings de centros, quedará ver cómo los centros pueden seleccionar mediante criterios libres a los alumnos, siempre que la demanda supere la oferta.
Una Ley ¿Moderna?
Por supuesto que no, puesto que existen experiencias (y no sólo fuera de nuestras fronteras), de escuelas que emergieron hace un siglo aproximadamente, y apostaban por un tratamiento de la educación antipatriarcal, laico, igualitario y democráticos.Modelos educativos que dignifican la profesión de profesor, y apostaban por la responsabilidady el interés del alumno. No es de extrañar pues, que se tilde a la LOMCE de retrógrada, y más teniendo en cuenta que no posibilita el avance educacional, para situar este al lado de la evolución social.
Por último, cabe recordar que si hablamos de la LOMCE, hablamos también de aumento de las ratios, que a su vez conlleva una disminución del número de profesores. Y tampoco se nos olvide que aunque teóricamente los centros puedan llegar a tener más autonomía, en realidad el control de todo el entramado será desempeñado por el Ministerio, ajeno a tantas situaciones educativascomo alumnos hay en este país.
La nueva normativa, y los recortes educativos, no harán más que contribuir al empobrecimiento del sistema educativo, y por extensión del país. Los resultados no serán de "calidad", palabra que se quedará en la denominación de esta Ley
Fuentes
Imágenes por orden de aparición:
* Manuela Ruiz,
https://www.flickr.com/photos/manelar/ 10464956815/
* Violet Monde,
https://www.flickr.com/photos/violetmonde/ 200852603/
* Katie Walker,
https://www.flickr.com/photos/ eilonwy77/6847865750/