Que España necesita un cambio educativo es algo evidente, el hecho de que se haya empezado a implantar la LOMCE no significa que nos estemos modernizando, más bien al contrario. Con la excusa de mejorar los resultados en las pruebas internacionales, se aceptan prácticas que deberíamos haber superado, porque los alumnos actuales así lo demandan. El caso es que en nuestro país tenemos muchos déficits, que se notan sobre todo en la escuela pública, a la vez que asistimos al nacimiento de modelos basados en pedagogías activas, adaptadas a los tiempos que corren, y que sitúan al alumno en el centro del proceso. No es extraño últimamente, puesto que estamos educando a la generación que construirá la sociedad del futuro, y esto conlleva mucha responsabilidad.
Cuando se hacen públicas los resultados de las pruebas PISA, o PIRLS, todos miramos a nuestro alrededor y nos preguntamos ¿qué estamos haciendo mal? Así de pronto podemos asegurar que nuestros políticos no cuentan con los profesionales de la educación para redactar las leyes, que los profesores son una figura social poco valorada, y que existe una implicación de las familias mejorable. El cambio continuo de normativas y la insistencia en metodologías clásicas que pueden desmotivar a los alumnos, tampoco ayudan; y por si fuera poco, las tasas de fracaso escolar son muy elevadas. A la cabeza se sitúan Finlandia, China, Corea del Sur...: el país europeo adopta un modelo educativo estable (y a la vez innovador) que le permite competir con los asiáticos, a pesar de que en apariencia les separan muchos factores.
Las razones por las que destacan son variadas, pero si algo he encontrado en común entre Finlandia y Shanghai / China, es que una de los objetivos de los sistemas educativos es eliminar las desigualdades que podrían expulsar del sistema a los estudiantes; sin embargo el impulso económico ha sido mayor en la ciudad asiática; y en el otro lado da la impresión de que Finlandia administre mejor sus recursos, comparada no sólo con sus vecinas nórdicas, sino con otros países europeos. Por otra parte hay otras cuestiones sociales y culturales que justifican el tipo de atención que se da a los alumnos, y las exigencias a los que son sometidos. Por ejemplo en Corea del Sur, los estudiantes pueden llegar a pasar 10 horas de clase entre el colegio y las clases de refuerzo, sin contar con las tareas para casa, y exámenes que deben preparar; en Finlandia buscan la participación activa de los alumnos, quieren personas adaptables que sepan comunicarse y hacer valer sus competencias en el futuro.
Las diferencias con nuestro sistema educativo se podrían seguir enumerando en ambos casos, pero antes de proseguir me gustaría resaltar que a nosotros también nos falta confianza, sobre todo en escuelas y maestros, porque si en otros lugares se les concede la autonomía suficiente que garantice una mejor adaptación al alumnado, aquí - con voluntad política, claro está - también se podría hacer.
Hay más de lo que se nos dice
Y el propósito de este artículo es contaroslo: no sólo es Finlandia, no sólo son algunos países asiáticos. Continuamentesurgen proyectos en forma de Escuelas Libres, Escuelas Laboratorio, Escuelas Bosque... la innovación adquiere muchas apariencias, aunque el propósito sea siempre que los sistemas progresen, y que los niños participen en su aprendizaje.
En cualquier caso, la crisis educativas no sólo la estamos viviendo en nuestro país, las iniciativas rompedoras avanzan, pero se oponen al modelo existente, que en nuestro caso es un hueso duro de roer. En otros países como Finlandia para encontrar innovación no hay que pagar un colegio privado inaccesible para muchas familias; es la propia educación pública la que incorpora la innovación al aprendizaje, porque no es una opción en los tiempos que corren. Os digo cual es el principal problema: aún creemos en que los errores son educativos, y no nos damos cuenta de que es necesario cambiar toda una estructura.
Los pilares de la educación que enunció J. Delors a finales del siglo pasado están fallando, y además si los avances son demasiado lentos, muchos alumnos se quedarán fuera, por eso cada persona integrante de la comunidad educativa (da igual si somos padres o profesores), debe repetirse cada día que 'es posible el cambio educativo'.
Os voy a dar ejemplos de colegios que han 'roto las reglas del juego', para que veáis que no siempre es el país y su modelo, porque cada institución educativa, con más o menos autonomía según le sea concedida, puede hacer mucho por sus alumnos:
De profesores que apuestan por el cambioEntre los 50 docentes seleccionados para el Global Teacher Prize de este año teníamos un español: César Bona, en la actualidad imparte en un colegio de Zaragoza. Defiende la empatía, la creatividad, la confianza en los alumnos y las actividades creativas para mejorar los aprendizajes.
Ninguno de los que se habían presentado junto a él son finlandeses: habían sido nominados en representación de India, Kenia, Reino Unido, el Bronx... en realidad se representan a sí mismos y a sus proyectos; pero la idea de que uno o varios docentes con ganas de cambiar las cosas pueden conseguirlo, debe calar en la sociedad. Son profesores especiales para sus alumnos, y como ellos habrá cientos, aunque no los conozcamos.
Sólo necesitamos superar nuestras propias reticencias hacia el cambio, eso y exigir mayor responsabilidad a nuestros gobernantes.
Imágenes por orden de aparición:
* Creatividad en la Escuela Infantil. woodleywonderworks en Flickr:
* Escuela Finlandesa. Juan Freire en Flickr:
https://www.flickr.com/photos/ jfreire/6649299895/
* Tecnología en el aula. jarsjo en Flickr:
https://www.flickr.com/photos/jarsjo/ 4169489246/