Cerrada del río Castril (Granada), un paseo lleno de misterio para toda la familia | Planeta Aventura

Cerrada del río Castril (Granada), un paseo lleno de misterio para toda la familia

Un puente colgante, un túnel o un salto de agua en un bellísimo paisaje natural integrado en la estructura urbana de la población de Castril.

Corto, fácil y espectacular. Este paseo lo tiene todo para que lo disfrute toda la familia. Discurre en gran parte por una pasarela de madera sobre el río Castril, un puente colgante y un túnel. Un bello paisaje natural integrado en la estructura urbana de la población de Castril.

 

 

El sol va despertando primero al monumento al Sagrado Corazón, en lo alto de la peña que protege al pueblo, y luego a los tejados rojos, las casas blancas y los campos verdes del fondo del valle. Esta bella estampa pertenece al municipio granadino de Castril, un pueblo que nació ligado a su río y que ha ido creciendo paralelamente al caudal de su mayor fuente de ingresos: el Parque Natural Sierra de Castril.

 

La ruta desciende al río desde el centro del pueblo hasta la antigua central eléctrica, excavada en la roca de una de las laderas del cauce. A partir de aquí, el paraje es de excepcional belleza y la sensación de contacto con el río resulta muy estimulante. El camino está formado por una pasarela sobre antiguas traviesas de ferrocarril empotradas sobre la pared rocosa. Aunque las medidas de seguridad son razonables, deben tomarse ciertas precauciones con niños para evitar caídas o accidentes.

 

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A los pocos metros, el caminante se encuentra con una de las atracciones del sendero que sobrevuela el río: un puente colgante que habría hecho las delicias del mismísimo Indiana Jones. En la otra orilla, una galería -de casi setenta metros de longitud- excavada en la roca espera al atrevido viajero que puede acceder a un balcón natural desde el que se contemplar el último tramo de la estrecha garganta y un salto de agua.

 

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A partir de este punto, el itinerario abandona el río, donde está permitido tanto el baño como la pesca de truchas. Un antiguo molino -que todavía conserva la maquinaria- es hoy un restaurante que vigila la unión entre la senda del río y el camino de la villa que, entre bancales y cultivos propios de la zona, asciende hasta llegar a la Peña de Castril.

 

El último tramo de la ruta -que también puede realizarse en dirección contraria- es el único que entraña alguna dificultad por tratarse de un suave ascenso que el caminante podrá superar en unos veinte minutos.

 

Fuente: turgranada.es

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